jueves, 8 de marzo de 2012

diend

-Camila

-La que cuida a los enfermos ¿no?

-En realidad es neurocirujana pero si nos referimos al significado de su nombre entonces creo que es la que los cura

-Puede que tengas razón, no lo recuerdo

-Sí, ni yo

-Lindo nombre -dije mirando fijamente a la pared cubierta de botellas- conocí hace mucho tiempo a alguien que se llamaba así

-Y ¿qué paso?¿se cortó la relación?

-Digamos, más bien, que no se podía mantener ninguna relación con ella

-Creo que entiendo, quizás eso le pase a todas las personas que se llamen así

Reímos, ella pensó que era un comentario gracioso y al pasar, yo... yo solo reí entre dientes pensando que no tenía nada de gracioso ni al pasar, pero no iba a entenderlo.

-¿vamos?

Me dijo como quien dice "son las 3", la miré profundamente a los ojos, hice una mueca de aceptación porque en esos ojos negros vi dos cosas:

la primera era que ambas nos llamábamos de la misma manera (adivinen cómo) y, la segunda, que las dos nos acabábamos de dar cuenta.

Esta vez sonreí con ganas y, con simpatía fingida le pregunté

-¿tu nombre?

Tardó dos segundos en pensar una respuesta y con astucia me dio a entender que se llamaba de todas maneras, menos Camila.

Dejé la barra, tomé la campera, pagué y me fui del lugar...

El secreto es que miré su documento y confirmé mi sospecha: ella no me mentía y yo no estaba lista para alguien que realmente pudiera amar.

viernes, 2 de marzo de 2012

Dejóse fallar

Se mostraba sensible,
era dura como roca de mar.

Se mostraba amigable,
era una nena caprichosa.

Se mostraba tímida y
créanme: no lo era.

Resultó ser una roca
con musgo, fría, seca...

Una mala elección
como tantas otras cosas malas.

Parecía ser antónimo
era, de lleno, un sinónimo.