martes, 12 de febrero de 2013


A vos te tomo y, en forma de vapor,
empapas mis poros de sudor.

Después te miro las pupilas y
no puedo evitar preguntar si su dilatación es excitación.

Esa sorpresa en tu rostro no es intencional:
Químicos.

Te aspiro, inhalo, respiro...
ineludiblemente nuestro físico no es mucho más.

Me aferro a tu mirada, sostengo tu cuerpo,
lo lastimo con tanto deseo que se esfuma.

Bañada en hidrógenos, oxígenos, células y plasma
comprendo que lo único externo es el reflejo de la toxicidad.